En la evolución de la odontología, lo más buscado por los pacientes es la reposición de piezas dentales perdidas de manera fija. De esto se ocupa la implantología oral, la especialidad con mayor crecimiento en el mundo durante los últimos 30 años.

Indiscutidamente, la especialidad ha tenido avances sorprendentes, colocando millones de implantes en el mundo. Los hay de diversos diseños, de titanio o de zirconio, pero indistintamente todos traen aparejados una nueva patología que afecta al hueso que rodea estos implantes: la periimplantitis. Definida como proceso inflamatorio que afecta a los tejidos que rodean a un implante sometido a carga, la periimplantitis produce una pérdida de hueso de soporte. Los estudios indican que es una entidad clínica y que aumenta su prevalencia día a día debido al mayor número de pacientes que se someten a tratamientos implantológicos.

Con la tecnología láser, estos factores ya no son un problema.

La colonización bacteriana tiene un papel relevante como factor clave en la periimplantitis, dado que ésta se inicia como una mucositis alrededor del implante y termina en pérdida ósea, con la pérdida total del implante en muchos casos. La periimplantitis es la enfermedad que causa mayor pérdida de implantes y está alertando al mundo entero para encontrar un tratamiento eficaz, capaz de mitigar la perdida de los implantes. Se han probado diferentes tratamientos para evitar o curar esta patología, desde técnicas quirúrgicas que consisten en eliminar el tejido afectado y, según la perdida de hueso, realizar cirugías guiadas de regeneración ósea, hasta la utilización de medicamentos (ya sea con ingesta en forma sistemática o la utilización en forma local, con antisépticos y antibióticos).

Hoy, los odontólogos contamos con una herramienta muy eficaz, clínicamente probada y que gran variedad de artículos publicados consideran y avalan como alternativa eficaz, sencilla, mínimamente invasiva y muy confortable para el paciente, con resultados biológicos increíbles en materia de regeneración y proliferación celular: el Láser odontológico. El Láser, dentro de sus tantas funciones, es utilizado para la eliminación de tejido de granulación y para el tratamiento de la superficie de los diferentes implantes sin importar su material, dado que es capaz de eliminar todo tipo de microorganismos de la superficie sin provocar ninguna alteración o cambio en la misma. Ante el común, pero ya descartado, mito de que el Láser transmite calor al tejido subyacente al implante o al hueso sano, podemos encontrar muchos artículos que demuestran que no hay aumento de la temperatura por más que el Láser toque en forma directa la superficie del implante: no se transmite ningún tipo de calor al tejido sano circundante.

Para el tratamiento de la periimplantitis, podemos utilizar:
- Láser de Diodo: en alta potencia, como eliminador de bacterias y tejido de granulación; o en baja potencia (LLLT) como herramienta fantástica de regeneración ósea, logrando el aumento de la microcirculación periférica en injertos y en tejido sano circundante.
- Láser de Erbium Yag: muy eficaz trabajando sobre hueso sin provocar calentamiento, lo utilizamos para osteotomías óseas o para eliminar tejido de granulación.

Sin dudas, el Láser ocupa un papel preponderante en el tratamiento de la periimplantitis. Resultados clínicos predecibles para salvar un implante y posoperatorios más confortables para el paciente, hacen que estemos ante una herramienta altamente eficaz, sin consecuencias negativas para el tejido óseo ni para la superficie del implante. La posibilidad de contar en la consulta odontológica con esta tecnología, capaz de multiplicar las células de reparación y ayudar al osteocito a reparar en menor tiempo y con mayor calidad ósea, crea un rasgo distintivo en la clínica odontológica, haciendo que los resultados sean mejores, con pacientes conformes que vuelven y recomiendan nuestra consulta.